Qué creemos
1.
Hay un solo Dios que ha existido eternamente
en tres Personas iguales: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Is. 48:16;
Mt. 3:16-17; Ro. 8:3-4; Jn. 14:16-17, Jn.14:26, Jn.16:13-15, 2 Co.
13:14.
2. La Biblia, compuesta por el Antiguo Testamento y Nuevo Testamento,
es inspirada por Dios, infalible en los manuscritos originales y es
de autoridad suprema y final en todos los asuntos de vida y fe. 1
Ts. 2:13; 2 Tim. 3:16-17; Heb. 3:7, Heb. 10:15-17 y Heb.4:12-13.
3. Dios Hijo se encarnó en la Persona de Jesucristo y fue engendrado
por el Espíritu Santo y nacido de la virgen María, es verdadero Dios
y verdadero Hombre, y es el único Salvador para el pecador. Is. 7:13-14,
Is. 9:6-7, Lc. 1:31-35; Ro.4:24-25; Sal. 110:1; Ef. 1:20-21; 1 Ts.
1:9-10.
4. El Señor Jesucristo murió por los pecados como un substituto
sacrificial, y todos los que creen en Él son eternamente salvos del
castigo merecido, el infierno. Juan 3:16, Romanos 5.8, Romanos 8:34.
5. Jesucristo resucitó corporalmente, ascendió al cielo, y
siendo nuestro Sumo Sacerdote, vive intercediendo y abogando por los
verdaderos creyentes. 1 Corintios 15:13, Hebreos 3:1
6. El arrebatamiento de la iglesia es inminente, el Señor Jesucristo
vendrá en la gloria de su Padre para establecer en el mundo su reino
de justicia y paz; su venida será personal, visible y premilenial.
1 Timoteo 5:2, 1 Timoteo 4:16, Apocalipsis 20:6
7. El Espíritu Santo es una persona y es Dios mismo, igualmente
que el Padre y el Hijo. Convence al incrédulo de pecado, de justicia
y de juicio. Al momento de creer en Cristo, el creyente es regenerado,
sellado y bautizado por el Espíritu Santo, quien viene en estos momentos
a morar en él para siempre. El Espíritu Santo da dones a la iglesia
para su crecimiento y desarrollo. 1 Co. 6:19, Efesios 1:13.
8. El hombre es creado a la imagen de Dios, pecó y así acarreó
la muerte física y espiritual, lo cual es la separación de Dios. Todos
los seres humanos nacen con una naturaleza pecaminosa que resulta
en hechos de pecado. El pecado de Adán se inculpa a cada persona individualmente
y por consiguiente, el hombre incrédulo queda bajo la condenación
de Dios. Romanos 3:23, Romanos 6:23, 1 Corintios 15:22.
9. Todo aquel que recibe a Jesucristo por la fe, no apoyándose
en ninguna obra propia, "nace de arriba" y así es hecho hijo de Dios,
"creado en Cristo Jesús para buenas obras". Efesios 2:8-9, Romanos
10:9, 1 Pedro 1:4.
10. Todos los redimidos están guardados y eternamente seguros
por el poder de Dios a través del nuevo nacimiento, por la morada
y el sello del Espíritu Santo, y por la intercesión de Cristo. Ro.
3:19; 3:23, Ro. 5:18-19, Ro. 6:23; Jn. 3:3-6.
11. Todos los verdaderos creyentes todavía poseen en esta vida
la naturaleza adámica, pero Dios ha hecho amplia provisión por la
cual sus hijos pueden ser más que vencedores por medio del Señor Jesucristo
y por el poder del Espíritu Santo quien mora en cada uno de ellos.
1 Corintios 5:19, Efesios 1:7, Colosenses 1:14.
12. Dios sana en respuesta a la oración, con o sin medios,
de acuerdo a Su soberana voluntad, y no podemos echar mano a la sanidad
solo por fe en la misma manera en que recibimos la salvación. Cuando
Dios no sana, esto no es necesariamente una indicación de falta de
fe ni de pecado en la vida del creyente. Santiago 5:14-15, 2 Corintios
12:8,9.
13. La Iglesia es universal en su forma invisible, y es el
Cuerpo y la Novia de Cristo. Todos los verdaderos creyentes forman
parte de este Cuerpo. Cristo ordenó que practicáramos la "Mesa del
Señor" y el bautismo en agua. La Iglesia Local es la manifestación
visible del Cuerpo de Cristo y existe para la edificación y comunión
de los creyentes, la adoración y como autoridad bíblica para ejercer
la disciplina y velar por el bien de los hermanos. Romanos 12:5
14. Hay resurrección de justos y de injustos; los primeros
para salvación y los últimos para condenación. Hay eterna felicidad
para los salvos, y eterno castigo para los perdidos. Romanos 7:4,
Jn. 5:28-29; Ap. 20:11-15.
15. La persona de Satanás es real y tiene siervos que le ayudan
a promover lo malo, tales como demonios, espíritus malignos y aun
personas. Mt. 4:8-10; 1 Jn. 5:19; Ap. 12:9.
16. Dios ha establecido el poder civil para definir y hacer
observar los deberes de los hombres entre sí, y por tanto el cristiano
debe respetar y cumplir las disposiciones de las autoridades en todo
aquello que no contradiga la enseñanza de las Sagradas Escrituras.
Romanos 13:3, Romanos 13:6, Tito 3:1.
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